Rocio Noriega


Rocío Noriega, es asesora del Grupo Bicameral de Transparencia del Congreso Nacional de Chile desde 2016. Es abogada mexicana de la Universidad Anáhuac del Sur, Masters of Law (LL.M) de la Universidad de Texas en Austin y cuenta con un diplomado en economía de la Universidad de Chile. Desde hace 13 años se especializa en los temas anticorrupción e implementación de sistemas de integridad para el sector público y privado. Anteriormente coordinó el área anticorrupción del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Chile; fue consultora del Capítulo Chileno de Transparencia Internacional; analista de investigación legal en la Biblioteca del Congreso en Washington, DC; jefa de estudios de la Cámara Americana de Comercio en Chile (AmCham) y Enlace Internacional para el Estado de Texas, EE. UU.

¿Por qué decidiste trabajar en parlamento abierto? ¿Cuáles son los problemas más importantes en relación con parlamento abierto que abordas a través de tu trabajo?

Tenemos problemas de confianza graves: en 2018 en América Latina, según el Latinobarómetro, solamente un 20.8% de los encuestados expresó que tiene confianza (mucha o algo) en su parlamento, y la confianza es un tema clave para la calidad de la democracia, por lo que debemos realizar todas las acciones necesarias para recuperarla. Por supuesto que hay falencias, pero también existe un desconocimiento de la sociedad sobre el rol que cumplen los poderes legislativos y sus integrantes. Por otro lado, los medios de comunicación se enfocan en las noticias negativas del parlamento y quedamos dando vueltas en un círculo vicioso. Mi interés por parlamento abierto es trabajar sus cuatro pilares (transparencia, participación, rendición de cuentas e integridad y ética) que son tan necesarios para fortalecer la democracia. También que gracias a la metodología de cocreación, tenemos la oportunidad de trabajar con la ciudadanía, claro que en un mayor grado es con la sociedad civil organizada, y esto ha servido para acercar a parlamentarios y funcionarios con las organizaciones, de esta forma mejora la calidad legislativa al escuchar no solamente a los expertos, sino a los grupos ciudadanos que se verán afectados por las políticas públicas. En cuanto al rol de fiscalización, el control social disminuye los espacios de corrupción, y al legislar escuchando las expectativas ciudadanas, se mejora el estado de bienestar ciudadano y así la confianza institucional. De esta forma, poco a poco vamos rompiendo el círculo vicioso.

Cuando se empieza a trabajar en parlamento abierto, uno de los problemas es contar con la voluntad política y ver a quiénes se invita a la mesa, y después de unos años, se van sumando más organizaciones y es más difícil trabajar y lograr consensos. Otro conflicto es que cuando hay compromisos muy innovadores que cambian la “costumbre” en un Congreso, hay que convencer a las personas involucradas de que los cambios son beneficiosos. Pero no hay dificultad que no tenga solución, podemos decir que los problemas son desafíos temporales.

¿Cuáles son las lecciones clave que aprendiste a través de tu experiencia trabajando en parlamento abierto a nivel nacional?

Alguien tiene que llevar el timón y se necesita voluntad política, por lo que recomiendo que un grupo de parlamentarios transversal tenga como misión empujar los temas de parlamento abierto. Los poderes legislativos pueden crear proyectos y algunos creerán que no es necesario tener planes de acción, sin embargo, esta es la forma de avanzar en objetivos cocreados y no en ideas personales. Además, sin los planes de acción, y con el trabajo del día a día, es más difícil que se implementen las iniciativas de parlamento abierto. También hay que tener a una persona que sea responsable de la coordinación e implementación del Plan. Recomiendo seleccionar tres o cinco compromisos alcanzables y medibles y buscar apoyo de organizaciones internacionales porque a veces se requieren fondos económicos o apoyo técnico para su implementación, por ejemplo, el Grupo Bicameral de Transparencia ha tenido el apoyo del BID, el Banco Mundial, Eurosocial y el PNUD. Trabajar en conjunto con los parlamentarios, funcionarios, la sociedad civil y la ciudadanía vía el Congreso Virtual nutre el plan porque contamos con ideas más diversas e inclusivas. En estos tiempos todo lo queremos en un “clic”, pero hay que tener paciencia y persistencia, las expectativas sobre parlamento abierto son altas, los tiempos de implementación más largos que en el Poder Ejecutivo, y no hay que frustrarse.

¿Cuáles fueron los mayores logros del proceso nacional de parlamento abierto? ¿Cuáles son tus expectativas con respecto al trabajo que se está realizando actualmente?

Uno de los compromisos más importantes fue el Reglamento de Participación Ciudadana, un proceso de cocreación que duró dos años y que al menos en la Cámara de Diputadas y Diputados se aprobó en marzo 2020 y en el Senado está próximo a aprobarse, por lo que la participación quedará institucionalizada y con reglas claras. Otro gran proyecto es el Congreso Virtual, que es una plataforma de participación ciudadana en el proceso legislativo. El compromiso fue solamente diseñar la plataforma, y recientemente, después de dos años, se inauguró el sitio a finales de junio 2020. La plataforma potencia y consolida el proceso participativo en el Congreso Nacional, ampliando el aporte de la inteligencia colectiva. El Congreso Virtual es una alternativa eficaz, sustentable y transformadora para profundizar la democracia, y, además, está regulado en el Reglamento, por lo que es una herramienta de participación institucionalizada. Ahora contamos con una hoja de ruta para implementar una Oficina Parlamentaria de Presupuesto y estamos trabajando en el reglamento de cuentas públicas del Congreso. Recientemente comenzamos el compromiso de tener un programa de educación cívica del poder legislativo para estudiantes de 17 y 18 años y para las visitas que acuden al Congreso Nacional, que en un año normal son unas 60.000 personas y una de mis expectativas es que este sea un programa que acerque a la juventud al poder legislativo y los motive a participar en la vida política del país. El IV Plan de Acción de Parlamento Abierto lo haremos junto con el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, y como el proceso será completamente virtual, será una nueva modalidad de cocreación, y seguramente, facilitará la participación regional y ciudadana.